Esta es una playa encantadora, pequeña, pero sólo la frecuentan los habitantes. La calidad del agua es relativa en comparación con otras playas de la región. Está cerca de todo en el barrio y hay unas formaciones rocosas muy buenas a la derecha. Allí, se forman pequeñas piscinas naturales, para relajarse y charlar sin prisa. Hay servicio de choza y sombrillas. Muchos fiesteros conocen esa cala cuando deciden volver andando del circuito Barra-Ondina a sus hoteles en Rio Vermelho. Muchos paran allí para un buceo y siguen su “feroz” caminata hacia el descanso merecido. Lo mismo ocurre durante las festividades del día de Iemanjá, dos de febrero. Como la celebración toma la orilla y todo sucede durante el día, las personas más calurosas bucean allí para refrescar. Si eres uno de ellos, el consejo es que estés siempre atento y bajes cuando haya movimiento en la arena y/o vigilancia policial cerca. Ella está un tanto escondida, abajo del nivel del asfalto.
Fotos: Fábio Marconi
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